Entre las obras de misericordia más importantes, encontramos el amor hacia los pobres en la biblia. La enseñanza más distintiva y resaltante del cristianismo es que Dios se despojó de todos atributos divinos y se incluyo de lleno en la experiencia humana, ósea se hizo carne para estar junto a nosotros.
En este tramo, Jesús mostró al mundo que los seres humanos pueden ser santos al practicar y ejercer la compasión hacia el pobre, el oprimido, el incapacitado. Jesús también se ocupaba de sus necesidades espirituales, y como todo ser humano también tenía sus necesidades físicas, también reía, lloraba, se molestaba tal cual como un una persona común y corriente.
Los evangelios revelan la innegable verdad de que Jesús se conmovía ante las necesidades humanas y respondía mediante actos de misericordia. A menudo, llamó la atención a las necesidades y preocupaciones de los pobres y despreciados; tenía un interés específico en relacionarse con ellos y darles las buenas nuevas de salvación. Sin embargo, a menudo, antes de atender sus necesidades espirituales, también respondía a sus necesidades físicas. Desafiaba a los pudientes a responder a las necesidades de los pobres como su deber. De los pobres decía que ellos nos proveen una oportunidad para hacer el bien y constituyen un examen de nuestra aptitud para participar del reino celestial
Jesús se interesó en los pobres, podemos verlo reflejados en las sagradas escrituras. Las narraciones de todos los Evangelios sobre la vida de Jesús, nos ilustra que el comprendía muy bien las dificultades de los pobres y por lo tanto era muy consciente de todas sus necesidades.
Aunque él es un rey y vivía en el cielo, abandonó su gloria, para vivir como ser humano y “se hizo pobre por causa de nosotros así dice (2 Corintios 8:9). Al observar las muchedumbres, “Jesús inmediatamente se compadecía de ellas, porque estaban como ovejas sin pastor” (Mateo 9:36).
Es importante destacar en el relato sobre la viuda necesitada, que Jesús nos enseña las cuantiosas dádivas de los ricos ofrendaban, “que era lo que les sobraba”, en comparación a la modestia contribución de la viuda pobre. Ella conmovió el corazón de Jesús porque “dio de su indigencia, todo lo que tenía” (Lucas 21:4).
Luego de que Jesús murió, los apóstoles y seguidores, continuaron interesándose por los más pobres. En el año 49, el apóstol Pablo se reunió con Pedro, Santiago y Juan para conversar acerca de la comisión que él había recibido de Jesucristo.
Sobre la predicación de las buenas nuevas, llegaron al acuerdo de que Pablo y Bernabé debían ir a las naciones para concentrarse en los gentiles. Pero, Santiago y sus compañeros los instaron a tener siempre presentes a los pobres.